
CONVALECENCIA
Sólo tú me acompañas, so! amigo.
Como un perro de luz, lames mi lecho blanco;
y yo pierdo mi mano por tu pelo de oro,
caída de cansancio.
¡Qué de cosas que fueron
se van… más lejos todavía!
Callo
y sonrío, igual que un niño,
dejándome lamer de ti, sol manso.
De pronto, sol, te yergues,
flel guardián de mi fracaso,
y, en una algarabía ardiente y loca,
ladras a los fantasmas vanos
que, mudas sombras, me amenazan
desde el desierto del ocaso.
§
Solo tu mi sei accanto, sole amico.
Come un cane di luce, lambisci il letto bianco;
e io perdo la mia mano entro il tuo pelo d’oro,
vinta dalla stanchezza.
Quante cose che furono
vanno via… ancora più lontano!
Taccio
e sorrido, come un
bimbo, mentre tu, buono, mi lambisci.
… Di colpo, sole, t’ergi,
guardia fedele della mia disfatta,
e con grida ardenti e pazze
abbai ai vani fantasmi
che, mute ombre, mi minacciano
dal deserto del tramonto.
JUAN RAMÒN JIMÈNEZ