Prati della memoria

PRADOS DE LA MEMORIA

Voy por un prado.
El mundo tiene un peso de presagio.

Si yo camino y sueño
es porque cruzo días sin olvido.
Porque en mí se equilibran
el espacio y su afán de sombra o flor
y en torno a mí las cosas
lucen intensamente interminables,
cada una ocupando la perfección deseada
entre el viento de abril.

Si yo camino y hablo
es porque la distancia me llama a su memoria
y la muerte se aleja de las cosas
recordadas más diáfanas.

Éste es el secreto de los que siempre avanzan
por un prado, soñándolo, como si no murieran.
Cada paso que dan crea un azul y una hoja,
irrevocablemente vivos, como sus llamas.

Si miran, nace el aire
más transparente y alto y deseado.
Y cuando hablan del mar
se oye un río en el fondo
de todo lo mirado por el hombre.

Si se detienen, cae la noche
como un dado que da
la cara oscura al mundo
y el firmamento extiende
sus ámbitos de mármol
sobre el aire silente.

Voy por un prado y cada paso
tiene y crea latitudes de lluvia.

Si yo corro por él,
él existe y me llama
a existir en lo diáfano.
Porque es un prado el día
más claro de la infancia,
que nunca se termina de recorrer.
En él todas las cosas,
perfectamente vivas como lámparas,
se iluminan a solas, detenidas
en los ojos que vuelan.

Si yo camino sé que las cosas más vivas
conmigo caminando se hacen interminables,
se tornan transparentes
como lo que no cesa.

Éste es el secreto
de lo maravillado,
de lo eterno y lo rápido,
del pacto inagotable
de las cosas del mundo
con los mundos del sueño.
Si yo camino es porque
ambos mundos me llaman.

§

Vado in un prato.
Il mondo ha un peso di presagio.

Se io cammino e sogno
è perché attraverso giorni senza oblio.
Perché in me si equilibrano
lo spazio e il suo affanno d’ombra o fiore
e intorno a me le cose
brillano intensamente interminabili,
ognuna occupando la perfezione desiderata
nel vento di aprile.

Se cammino o parlo
è perché la distanza mi chiama alla sua memoria
e la morte si allontana dalle cose
ricordate più diafane.

Questo è il segreto di coloro che sempre avanzano
in un prato, sognandolo, come se non morissero.
Ogni passo che danno crea un azzurro o una foglia,
irrevocabilmente vivi, come le loro fiamme.

Se guardano, nasce l’aria
più trasparente e alta e desiderata.
E quando parlano del mare
si ode un fiume nel fondo
di tutto ciò che è guardato dall’uomo.

Se si trattengono, cade la notte
come un dado che mostra
la faccia oscura al mondo
e il firmamento estende
i suoi àmbiti di marmo
sopra l’aria silente.

Vado in un prato ed ogni passo
possiede e crea latitudini di pioggia.

Se gli corro attraverso,
lui esiste e mi chiama
ad esistere nel diafano.
Perché è un prato il giorno
più chiaro dell’infanzia,
che mai si termina di percorrere.
In lui tutte le cose,
perfettamente vive come lampade,
si illuminano sole, trattenute
negli occhi che volano.

Se cammino so che le cose più vive
con me camminando si fanno senza fine,
tornano trasparenti
come ciò che non termina.

Questo è il segreto
del meravigliato,
dell’eterno e del rapido,
del patto inesauribile
delle cose del mondo
con i mondi del sogno.
Se cammino è perché
entrambi i mondi mi chiamano.

LAUREANO ALBÁN

Published in: on novembre 2, 2017 at 06:52  Comments (2)  

Gli infimi crepuscoli

LOS ÍNFIMOS CREPÚSCULOS

Amo las cosas que gastadas brillan
como si los crepúsculos se hubieran
quedado en ellas para siempre ardiendo.

Los bordes de las sillas afinados
por la devoción clara de los dedos.
Los vasos transparentes de servir
manantiales destantes.
Los pisos sometidos a la sombra.
Los trajes deshilados por el aire.

Amo su fatigada servidumbre
de diamante apagado,
la sumisa pasión de sus silencios.

Amo su alma de otoño que fue alta
y compartió los ojos del milagro.

Su manera de darnos el olvido,
sin llanto ni violencia,
como una sabia cercanía brillando,
como la mano del amor sin nadie.

Amo los libros viejos
manoseados por la luz,
los guijarros que caben en la mano
donde brillan paisajes lejanísimos.

Porque va hacia el adiós su lenta música
se abrazan a la sombra sin gemir,
callando como el fuego olvidado de las lámparas
que quedan solas al llegar el alba.

§

Amo le cose che consumate brillano
come se i crepuscoli fossero
fermi in esse ardendo per sempre.

I bordi delle sedie raffinati
dalla devozione chiara delle dita.
I bicchieri trasparenti per servire
sorgenti distanti.
I selciati sottomessi all’ombra.
Le vesti sfilate dall’aria.

Amo la loro affaticata servitù
di diamante appagato,
la sommessa passione dei loro silenzi.

Amo la loro anima d’autunno che fu alta
e condivise gli occhi del miracolo.
Il loro modo di darci l’oblio,
senza pianto né violenza,
come una saggia prossimità che splende,
come la mano dell’amore senza nessuno.

Amo i libri vecchi
manipolati dalla luce,
i ciottoli che stanno nella mano
dove ardono paesaggi lontanissimi.

Perché va verso l’addio la loro lenta musica,
si abbracciano all’ombra senza gemere,
tacendo come il fuoco scordato delle lampade
che restano sole al giungere dell’alba.

LAUREANO ALBÁN

Published in: on dicembre 12, 2016 at 07:17  Comments (1)